Alexander Hopkinson

Odet Colián y Víctor Catalán viven en la localidad rural de Puquintrín, en la comuna de San Juan de la Costa, junto a su hijo Guillermo de 13 años y Guillermina, una tía de la parentela materna que sufre una discapacidad física en una de sus piernas. El matrimonio, que cumplirá 25 años de casados este martes 24, se dedica como casi todos en este sector, a la agricultura y la venta de vegetales, animales, leña y carbón.

En todos los años que llevan juntos radicados en esta parte de Cordillera de La Costa, nunca tuvieron acceso a un suministro público de energía eléctrica como ocurre en la mayoría de las viviendas del país, que se conectan a través del sistema interconectado central.

Según explicaron desde el municipio costero, lo anterior se debe a la compleja accesibilidad al territorio y la distancia que tendrían que cubrir los postes para instalar las redes eléctricas.

En un principio los Catalán Colián, al igual tantos otros vecinos de las zonas más inhóspitas o alejadas de esta comuna, usaban los llamados “chonchones”, que eran papas envueltas en telas engrasadas que al encenderse funcionaban como faroles.

Luego vinieron las velas, mecheros a parafina, sistemas eléctricos a gas y finalmente los generadores, que implicaban además del transporte y acarreo de varios litros de combustible, un gasto económico mensual importante que en promedio alcanzaba los 40 mil pesos.

Proyecto

Pero hace tres meses todo esto cambió gracias a un proyecto financiado por la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (Subdere) que junto al Ministerio de Energía, permitieron licitar la instalación de 12 paneles fotovoltaicos con seis baterías recargables para cada una de las familias que habitan en Pilfuco y sus alrededores.

“No se encuentran palabras para expresar cuánto ha sido el cambio. Los primeros días era casi increíble porque ahora uno tiene energía todo el día y si queremos ver televisión, podemos hacerlo tranquilamente. Se puede tener refrigerador o cargar los celulares a la hora que uno quiera”, detalló Odet en el comedor de su hogar desde donde se podía ver un moderno refrigerador nuevo.

Antes de eso, comentaba, utilizaban el generador entre las 19 y 23:30 horas, que era el periodo donde necesitaban obligatoriamente luz y algo de distracción antes de dormir.

“Ha sido muy bueno esto y cambia bastante la vida. De repente uno iba a la ciudad y traía cositas que después se echaban a perder y ahora no. Antes siempre estaba ese riesgo de comer algo en mal estado”, comentó Víctor, quien cuenta modo de anécdota que en los primeros días con el nuevo sistema, por costumbre, se levantó un par de veces a mitad de la noche para apagar el generador aun cuando éste ya no estaba funcionando.

Detalles

El alcalde de San Juan de la Costa, Bernardo Candia, agregó al respecto que el proyecto comprende un sistema de seis paneles solares y seis baterías que generan 12Kw diarios, los cuales alcanzan a cubrir de sobra el consumo promedio de un hogar rural. Las baterías, dijo, duran como mínimo 10 años si se les da un buen uso y los paneles toda la vida.

“El proyecto de energía eléctrica tradicional era muy caro, así que no era técnicamente recomendable debido a su escasa rentabilidad. Entonces de allí surge esta idea de los paneles de energía fotovoltaica en sectores aislados”, especificó el jefe comunal.

El monto de esta iniciativa de energía renovable no convencional, alcanzó los $140 millones y las familias beneficiadas, además del recambio de baterías y una posible mantención, no tendrán que pagar nunca más por la electricidad.

“Esto implica una inversión inicial alta, pero que tiene una recuperación enorme desde el punto de vista social, porque la gente no pagará un peso durante 15 años (por la vida útil de la batería)”, confirmó Candia.

Pero si Odet y Víctor tuvieron la suerte de ser la casa piloto del proyecto y, por ende, la primera en contar con este moderno suministro energético, más afortunado aún fue el caso de Manuel Yefi y Pamela Cayupán, que viven hace poco más de dos años en Pilfuco y accedieron a este beneficio tras la liberación de un cupo.

La joven pareja tienen una hija de 4 años y se apostó en una de las partes más altas de la cordillera norte de la comuna. Se dedican a la pequeña agricultura y subsisten por sus propios medios en esta zona que antes sólo tenía huellas y que recién está siendo ampliada.

“Falleció una persona mayor, quedó un cupo vacío y nos lo dieron a nosotros”, señaló Pamela de 21 años, que ahora puede dejar impecable la ropa en su lavadora.

“Es difícil vivir acá porque no están todas las comodidades, pero de a poco se ha ido arreglando. Donde don Víctor (Catalán) ya está enripiado y el próximo año el camino va a llegar a Pilfuco, lo que sumado a los paneles solares son un gran avance”, prosiguió Pamela.

Su marido, en tanto, Manuel, relató que la más contenta con el cambio es su pequeña hija, quien puede disfrutar de sus dibujos animados cuando llueve y no puede salir a jugar.

“Ahora ya no sale tanto, antes se divertía afuera no más. Salía a jugar con sus perros y cuando teníamos el generador le prendíamos la tele un rato en la tarde”, dijo Manuel.

Eduardo Godoy, director de la Secplan de San Juan de la Costa e Hilda Yefi, técnico en formulación de proyectos, que acompañó al equipo de El Austral en terreno, indicaron que hay otros tres proyectos que beneficiarán en total a 48 familias más.

17 de Caleta Milagros, 12 de Trafunco-Los Bados y 19 de los sectores de Las Ventanas-Huitrapulli y la comunidad indígena Neipan Pailapan, que en total, junto al de Pilfuco, suman una inversión de $772.340.065 millones y un alcance de 60 hogares.

Las iniciativas serán ejecutadas entre éste y el próximo año por la empresa Saesa.

“Esto tiene una recuperación enorme desde el punto de vista social porque la gente no va a pagar un peso durante 15 años”

Bernardo Candia, alcalde de San Juan de la Costa”

Fuente: http://www.australosorno.cl/